Un peligro para México
Tianguismanalco, Pue., 26 de agosto de 2007. La Cámara de Diputados y el Senado se han convertido “en un peligro”, porque ahora todas las iniciativas que se discuten en tribuna representan un retroceso en los beneficios que se habían obtenido para los obreros, estudiantes y campesinos, “y responden a una agenda establecida desde el extranjero por el Fondo Monetario Internacional”, sostuvo aquí Andrés Manuel López Obrador. (Nota de Ciro Pérez Silva en La Jornada de hoy).
Es decir que si el legítimo fuera el legal hoy estaríamos frente a un intento de Fujimorazo, es decir, a la pretensión de desaparecer al poder legislativo por no responder a los intereses del pueblo (esa entidad mágica, etérea, que siempre tiene la razón, según el Peje).
Aprovecho la anterior declaración de Andrés Manuel para volver a publicar estas notas tras un año de no hacerlo. Mucha agua ha corrido bajo el puente (en sentido figurado y también literalmente) en estos doce meses. Tras la asunción del poder en una ceremonia operística en que AMLO ocupó la silla presidencial juarista el 20 de noviembre, el 1 de diciembre tomó posesión como Presidente de la República Felipe el pequeño, en medio de una trifulca y campamentos de diputados y diputadas en plena tribuna de la Cámara baja que hicieron descender aún más el ya de por sí ínfimo nivel del Congreso mexicano.
Luego, en un intento de legitimarse ante la opinión pública, Felipe organizó con bombo y platillos los operativos del ejército contra el narcotráfico que en un primer momento hicieron pensar a mucha gente que, por fin, se daría la batalla frontal contra los cárteles del narcotráfico. Como de costumbre, no se capturó a ningún pez gordo y con el transcurrir de los meses ha salido a la luz pública que la disminución en el número de ejecutados se debe a un arreglo entre los cárteles más que al efecto de la intervención gubernamental.
Otro aspecto a destacar sería el intento del gobierno calderonista de doblarle el brazo al gobierno del Distrito Federal para obtener una foto de Felipe con Ebrard. Esa sería, desde el punto de vista de los estrategas de Felipe, la prueba irrefutable del reconocimiento perredista al triunfo de Calderón. Hasta ahora esos intentos se han visto frustrados pero continúan las presiones, ahora con el chantaje por la construcción de la torre bicentenario.
Un personaje ha emergido como la figura dominante en estos nueve meses de gobierno calderonista: la Maestra Elba Esther, el factotum de las elecciones y la educación en este país. Gracias a la colaboración prestada por esta representante de las peores tradiciones de la política mexicana al triunfo de Calderón, hoy se le considera como la dueña y señora de la política en este país (pobre país).
Para concluir este breve repaso de los meses en que dejé de postear hay que mencionar también el lamentable estado de la izquierda en este país. Ya sé que en estos meses ha habido un intenso debate acerca de lo qué es la izquierda, cuántas izquierdas hay, cuáles son las tareas y las perspectivas de la izquierda en el siglo XXI, etc. Pero el debate va por una vía que podríamos llamar "teórica" o académica, y ocurre principalmente en los medios impresos; y por otra vía transcurre la real politik de la izquierda (o de algo que se hace llamar así) ejemplificada claramente con lo ocurrido en el Congreso nacional del PRD que tuvo lugar hace dos semanas. Ahí, la disputa entre los chuchos, los bejaranistas, los Batres, Padiernas y demás, dan cuenta de que las luchas más encarnizadas del PRD son por posiciones de poder internas y que más allá de los pleitos al final todos se subordinan a la línea que les marque el rayito de esperanza (quien amenaza, además, con aplicarle la ley del hielo a los legisladores que se atrevan a disentir de la palabra sagrada).
Es decir que si el legítimo fuera el legal hoy estaríamos frente a un intento de Fujimorazo, es decir, a la pretensión de desaparecer al poder legislativo por no responder a los intereses del pueblo (esa entidad mágica, etérea, que siempre tiene la razón, según el Peje).
Aprovecho la anterior declaración de Andrés Manuel para volver a publicar estas notas tras un año de no hacerlo. Mucha agua ha corrido bajo el puente (en sentido figurado y también literalmente) en estos doce meses. Tras la asunción del poder en una ceremonia operística en que AMLO ocupó la silla presidencial juarista el 20 de noviembre, el 1 de diciembre tomó posesión como Presidente de la República Felipe el pequeño, en medio de una trifulca y campamentos de diputados y diputadas en plena tribuna de la Cámara baja que hicieron descender aún más el ya de por sí ínfimo nivel del Congreso mexicano.
Luego, en un intento de legitimarse ante la opinión pública, Felipe organizó con bombo y platillos los operativos del ejército contra el narcotráfico que en un primer momento hicieron pensar a mucha gente que, por fin, se daría la batalla frontal contra los cárteles del narcotráfico. Como de costumbre, no se capturó a ningún pez gordo y con el transcurrir de los meses ha salido a la luz pública que la disminución en el número de ejecutados se debe a un arreglo entre los cárteles más que al efecto de la intervención gubernamental.
Otro aspecto a destacar sería el intento del gobierno calderonista de doblarle el brazo al gobierno del Distrito Federal para obtener una foto de Felipe con Ebrard. Esa sería, desde el punto de vista de los estrategas de Felipe, la prueba irrefutable del reconocimiento perredista al triunfo de Calderón. Hasta ahora esos intentos se han visto frustrados pero continúan las presiones, ahora con el chantaje por la construcción de la torre bicentenario.
Un personaje ha emergido como la figura dominante en estos nueve meses de gobierno calderonista: la Maestra Elba Esther, el factotum de las elecciones y la educación en este país. Gracias a la colaboración prestada por esta representante de las peores tradiciones de la política mexicana al triunfo de Calderón, hoy se le considera como la dueña y señora de la política en este país (pobre país).
Para concluir este breve repaso de los meses en que dejé de postear hay que mencionar también el lamentable estado de la izquierda en este país. Ya sé que en estos meses ha habido un intenso debate acerca de lo qué es la izquierda, cuántas izquierdas hay, cuáles son las tareas y las perspectivas de la izquierda en el siglo XXI, etc. Pero el debate va por una vía que podríamos llamar "teórica" o académica, y ocurre principalmente en los medios impresos; y por otra vía transcurre la real politik de la izquierda (o de algo que se hace llamar así) ejemplificada claramente con lo ocurrido en el Congreso nacional del PRD que tuvo lugar hace dos semanas. Ahí, la disputa entre los chuchos, los bejaranistas, los Batres, Padiernas y demás, dan cuenta de que las luchas más encarnizadas del PRD son por posiciones de poder internas y que más allá de los pleitos al final todos se subordinan a la línea que les marque el rayito de esperanza (quien amenaza, además, con aplicarle la ley del hielo a los legisladores que se atrevan a disentir de la palabra sagrada).
1 Comentarios:
Me encant{o tu blog. Por un momento pensé que hablabas de mi país.
Te dejo besos.
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