¿Otra campaña? ¡Qué güeva!
Feliz año 2006 a mis dos lectores (espero que sigan activos).
Hay muchas cosas para comentar: por ejemplo, la tregua navideña del IFE; la falta de noticias de la temporada navideña que provoca los insoportables recuentos (¡¡¡lo mejor y lo peor del año!!!) en todos los medios de comunicación; el muro de Berlín, perdón, de protección del Homeland y las inevitables comparaciones con la inutilidad del limes romano, de la muralla china y de los pantanos y almenas medievales para contener a los bárbaros; las patadas de ahogado de la fiscalía de nombre larguísimo y poca efectividad para castigar a los criminales del autoritarismo y la guerra sucia; y muchos etcéteras.
A pesar de tan amplia variedad quisiera centrar mi primera opinión del 2006 en "La otra campaña", es decir la reaparición del Sup en las primeras planas de diarios y revistas, y en los tiempos AAA de la pantalla chica (no necesariamente en ese orden). El último héroe del siglo XX, confirmando la tesis de nuestro hombre en la OCDE, Gurría (¿recuerdan que dijo que la rebelión zapatista era una guerra de Internet?) , cambió su nick por el de Delegado Zero, cual pre-adolescente ávido de shockear a sus cuates en el Messenger o sintiéndose el cantante de Café Tacuba, y se lanzó a la carretera (de la información diría el olvidado Al Gore) para disputarle las 8 columnas al candidato del partido de la traición democrática (el ex Sup dixit) y a los otros dos ambiciosos que lo acompañan.
Hace exactamente 11 años La Jornada reaccionó así ante el levantamiento zapatista: “Cualquier violencia contra el estado de derecho, venga de donde viniere, tiene que ser en principio algo para condenar. Pero si quienes encabezan el alzamiento chiapaneco se proponen, entre diversos objetivos, la remoción del Presidente de la República, vencer al Ejército Mexicano y avanzar triunfalmente hacia esta capital, ya no se sabe dónde empieza el mito milenarista, dónde el delirio y dónde la provocación política calculada y deliberada”. “Sin que conozcamos todavía quiénes componen la avanzada ideológica y militar del grupo, es evidente que sus miembros
se han incrustado en las comunidades indígenas y enarbolan un lenguaje no sólo condenable por encarnar sin matices la violencia, sino porque sus propósitos son irracionales. Y la irracionalidad le hace enorme daño a las colectividades, a las naciones y a los pueblos”. (Editorial del 2 de enero de 1994, cursivas mías).
Esa postura se transformó radicalmente en los días, las semanas, los meses y los años siguientes. El apoyo militante de La Jornada al EZLN hizo que en algunos círculos se le conociera como el Ocosingo News.
Lo interesante hoy, desde mi punto de vista, es cómo compaginará La Jornada su apoyo al zapatismo con su no menor simpatía y apoyo por AMLO en pleno año electoral. Recordemos que hace menos de cinco meses el hoy ex Sup se refirió así al PRD y a su candidato:
San Rafael, Chis., 6 de agosto. La gente del Partido de la Revolución Democrática (PRD) "nos despreció y va a pagar; los vamos a hacer pedacitos, aunque nos quedemos solos, porque alguien tiene que cobrar esa cuenta", advirtió el subcomandante Marcos en su reaparición pública después de cuatro años y cuatro meses.
Ante delegados de 32 organizaciones políticas de izquierda, además de observadores, que asistieron a la primera de seis reuniones programadas con distintos sectores de la población, Marcos descartó cualquier posibilidad de acuerdo con Andrés Manuel López Obrador -a quien se refirió como el "innombrable"-, porque en el partido del sol azteca "han construido una relación de desprecio en contra de nosotros y van a pagarlo; se los prometemos y lo vamos a cumplir... vamos con todo, y no es cierto que nada más estamos" en contra del PRD; "vamos contra toda la clase política": el PRI, el PAN y el PRD.
Indicó que López Obrador "no quiere regresar al pasado socialista; nos va a partir la madre a todos. Cualquier argumento en torno a apoyar la candidatura de López Obrador o del PRD está condenado a fracasar con nosotros", añadió, según un cable de la agencia Reuters.
¿Jugará a la objetividad y dará cobertura equilibrada a ambos personajes? ¿Se arriesgará a dejar de ser el foro favorito (o más bien único) de Zero para tirar sus pretenciosos rollos pseudo literarios? Creo que ese dilema no sólo es de La Jornada, sino de una gran parte de quienes se asumen como de izquierda en este país.
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