¿Por quién voy a votar?
Pero ahora, ¿a quién darle mi voto? El PRI y el PAN están descartados pues siguen vigentes mis objeciones de siempre. Nunca votaría por el PAN y mucho menos por Madrazo. El Verde Ecologista actúa como de costumbre: en estos días anda buscando el mejor postor para sus supuestos tres millones de votos (en 1994 obtuvo menos de 500 mil votos, en 2000 no se sabe pues participó en alianza con el PAN y en 2003 rebasó apenas el millón de votos, así que ¿de dónde puede negociar tres millones de votos?). Ayer por la mañana vi a Bernardo de la Garza en el programa de Víctor Trujillo: debo mencionar que me parecía un tipo decente, bien intencionado y pensaba que era distinto al Niño Verde y a la camarilla que maneja el PVEM como si fuera una franquicia o una empresa familiar. Creía que Bernardo seguramente protestaría si la dirigencia de su partido intentaba negociar su candidatura. Tras verlo en la TV confirmé una vez más la vigencia de la ingenuidad que siempre me ha caracterizado: es un negociante de la política igualito que sus congéneres y, contrario a mis suposiciones, él mismo es el principal promotor de la negociación. En una muestra de impudicia total y de falta de cualquier atisbo de principios ideológicos o doctrinarios, afirmó estar dispuesto a aliarse con cualquiera de los tres grandes: PRI, PAN o PRD, en nombre de México, por supuesto. Ya ayer rechazó la oferta que le hizo Felipe Calderón de nombrarlo Procurador Federal de Protección al Ambiente o titular de la Semarnat. De seguro el precio es mayor en términos de senadurías, diputaciones y las famosas prerrogativa$$$.
Por su parte, por primera vez el PRD parece tener oportunidad de ganar. Y yo siempre he votado por la izquierda. ¿Entonces? El problema es que para mi ni Andrés Manuel ni el PRD son de izquierda, aunque se proclamen como tales. ¿Cuál es la bronca con AMLO? Desde mi punto de vista, resulta un tipo poco confiable; su personalidad es taimada y le gusta revestirse de un aire de santidad con el que definitivamente no comulgo (ahora sí que como dicen los gringos: no pun intented). Eso de presentarse como un hombre de principios inflexibles me hace temer lo peor: es un fundamentalista y esos cabrones me producen temor, por más que se trate de alguien que dice actuar siempre en nombre y a favor del pueblo. Eso me suena a un discurso rancio, en el que sólo falta la retórica anti-imperialista para estar en presencia de un Lombardo revivido. Definitivamente no me simpatiza el personaje, no me gusta su forma de hacer política (el nadar de muertito mientras hace una serie de acuerdos en lo oscurito como los que lo llevaron a imponer a Cota en la presidencia del PRD) ni ese aire de iluminado y de mesías del que hace gala. Desde luego, me opuse al desafuero pues me pareció una maniobra para sacarlo de la jugada a la mala. Pero defenderlo en el caso del desafuero no implica comprometer mi voto con él. Y más allá de los desacuerdos o antipatías personales que pueda tener con AMLO creo que no es el presidente que requiere este país: no es una gente con ideas modernas ni con una visión hacia el futuro. Creo que sería feliz reeditando a los gobiernos de la Revolución (con mayúscula) y su política social, lo cual no me parece mal, pero basándose en los esquemas clientelares del PRI con su secuela de corrupción, compadrazgos y manipulaciones electorales. Además, ¿cómo establecer una política de ese tipo en un tiempo en que todos los sistemas de seguridad social del mundo están en crisis? Para ello se requerirían esquemas más imaginativos e innovadores que proponer el incremento en los recursos públicos disponibles mediante el ahorro en los sueldos de los funcionarios públicos como lo hace Andrés Manuel. Y si nos hemos pasado el sexenio actual pitorreándonos de Fox y sus dislates, ¿qué podemos esperar de este candidato cuyas propuestas de gobierno incluyen vivir en Palacio Nacional, viajar en aviones comerciales y establecer una Disneylandia mexicana en las Islas Marías? Definitivamente, yo paso.
En una próxima entrega hablaré del PRD y de la candidata más viable para seguir apostándole siempre al perdedor: Patricia Mercado. Ah, y del Partido Nueva Alianza y sus precandidatos: Elba Esther, Jorge Castañeda y otro por el estilo (cuyo nombre se me escapa en estos momentos).
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